
Su juego, por tanto, amenaza con redefinir las leyes de la historia del baloncesto.
Griner apenas lleva tres años jugando al basket, lo que no ha sido óbice para que todas las universidades de los Estados Unidos hayan querido contar con ella. Al final se llevó el gato al agua Baylor, que podrá contar con ella la próxima temporada.
Sus números son descomunales. En el último partido con el instituto Nimitz sumó 34 puntos y 15 rebotes, cifras habituales en ella. Ha habido algunos partidos en los que ha hecho cuatro mates, una jugada que acaba sin esfuerzo.
Griner puede hacer que, por fin, el mate sea una jugada habitual, y no una exótica aparición, en el baloncesto femenino. El gran salto que le faltaba a esta disciplina.
Fuente: Marca.es