Unas monjas de clausura solicitaron un préstamo en un Banco para financiar la compra de un fax. La Entidad financiera les aconsejó financiar la operación por leasing.
A los pocos días fueron al convento un empleado del Banco y otro de la empresa vendedora del fax para enseñar a las monjitas su funcionamiento. Al detallar las prestaciones del aparatejo a la madre superiora, ésta replicaba, ¿pero de verdad esta máquina es capaz de enviar cartas a todo el mundo? Por supuesto hermana.
¿También al Vaticano? naturalmente hermana replicó el empleado del banco. La monja con gesto de incredulidad inistió ¿por donde puedo meter la caja de magdalenas que queremos enviar al Santo Padre?