
Finalmente, el terapeuta se levanta, se acerca a la mujer, le pide que se pare y la abraza y besa apasionadamente mientras que el marido los observa con una ceja más alta que la otra. La mujer se queda muda, y se sienta en la silla medio aturdida. El terapeuta se dirige al marido y le dice:
– ‘Esto es lo que su esposa necesita al menos 3 veces por semana. ¿Puede hacerlo?’
El marido lo medita un instante y responde:
– ‘Bueno, la puedo traer aquí los lunes y los miércoles, pero los viernes tengo pesca.’